Cómo funciona el metilfenidato (medicación para el TDAH) en el cerebro
El metilfenidato es una de las medicaciones más utilizadas y eficaces para tratar el Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH). Pero antes de entender cómo ayuda, conviene saber qué ocurre en el cerebro de una persona con TDAH.

¿Qué sucede en un cerebro con TDAH?
En nuestro cerebro, millones de neuronas se comunican entre sí para transmitir información al resto del cuerpo. Esta comunicación se realiza a través de pequeñas "conversaciones" químicas llamadas sinapsis.
En cada sinapsis hay:
- una neurona presináptica, que envía el mensaje
- una neurona postsináptica, que lo recibe
Cuando todo funciona correctamente, la información fluye de
manera ordenada y eficiente. Sin embargo, en el cerebro con TDAH esa
comunicación presenta dificultades, como si las neuronas jugaran al "teléfono
descompuesto": el mensaje se distorsiona o se pierde.
Esto puede deberse a tres causas principales:
- La neurona presináptica envía poca información.
- Envía la información, pero la recupera antes de que llegue a la siguiente neurona.
- La neurona postsináptica tiene problemas para captar el mensaje y parte de la información se pierde.
¿Cómo actúa el metilfenidato?
El metilfenidato actúa principalmente sobre dos neurotransmisores fundamentales para la atención y la regulación del comportamiento: la dopamina y la norepinefrina (o noradrenalina).
Su efecto se puede resumir en dos mecanismos principales:
- Aumenta la cantidad de neurotransmisores disponibles, de modo que la neurona postsináptica (la que recibe el mensaje) tenga más oportunidades de captar la información correctamente.
- Bloquea temporalmente las "puertas de recaptación" en la neurona presináptica, evitando que la dopamina y la norepinefrina sean reabsorbidas antes de cumplir su función.
Este bloqueo no es permanente: el efecto dura solo mientras el fármaco está activo en el cerebro, lo cual varía entre 3 y 12 horas según la formulación.
¿Qué ocurre si una persona sin TDAH toma metilfenidato?
Cuando un cerebro sin TDAH recibe metilfenidato, los niveles de dopamina y norepinefrina aumentan más de lo necesario. Esto puede producir varios efectos adversos:
- Demasiada información circulando entre neuronas, lo que puede dificultar tareas que requieren flexibilidad mental o pensamiento estratégico.
- Aunque aumenta la atención sostenida, aunque no hay evidencias de que mejore la calidad de esa atención.
- Mayor distracción y peor atención selectiva.
- Alteraciones de la memoria a corto plazo.
- Ansiedad, irritabilidad e insomnio.
- Incremento de la motivación, pero sin un aumento real del rendimiento.
En resumen, no hay evidencias científicas de que mejore el rendimiento mental en personas sin TDAH; los posibles efectos positivos podrían verse explicados por un efecto placebo.
¿La ingesta de metilfedinato tiene efectos adversos a largo plazo?
La investigación actual sobre los efectos del metilfenidato a largo plazo es extensa y matizada. Aunque existen riesgos específicos, la mayoría de los estudios no encuentran daños cerebrales generalizados y, en algunos casos, se observan incluso efectos beneficiosos o neutros en la estructura y función cerebral.
Riesgos cardiovasculares y psiquiátricos
- Algunos estudios longitudinales muestran que el uso prolongado de estimulantes puede asociarse con un ligero aumento del riesgo de hipertensión o enfermedad cardiovascular, especialmente con dosis altas y uso prolongado.
- En ciertos subgrupos, puede aumentar el riesgo de psicosis o tics, efectos que suelen desaparecer al suspender la medicación. Se recomienda precaución especial en niños pequeños o adolescentes con riesgo de abuso de sustancias.
Cambios en la estructura y función cerebral
- Estudios de neuroimagen muestran resultados diversos. En algunos casos, el uso prolongado de metilfenidato aumenta el volumen de regiones frontales del cerebro, lo que podría relacionarse con mejoras clínicas en el control conductual.
- No se observan pérdidas de volumen cerebral en comparación con niños no medicados; incluso algunos estudios indican una "normalización" en áreas típicamente alteradas en el TDAH, como los ganglios basales.
- También se ha descrito una modificación de la conectividad cerebral, en especial entre el cuerpo estriado y otras redes, asociada a mejoras en la atención.
Seguridad neurológica a largo plazo
- Las revisiones sistemáticas concluyen que el metilfenidato es seguro en tratamientos prolongados, aunque se recomienda vigilancia médica continua.
- No se ha hallado un aumento del riesgo de conductas suicidas ni de empeoramiento de la ansiedad en la mayoría de las investigaciones a largo plazo.
Por lo que la evidencia científica actual indica que el metilfenidato no produce daños cerebrales generalizados a largo plazo. No obstante, existen riesgos modestos y específicos (principalmente cardiovasculares y psiquiátricos en ciertos grupos o con dosis elevadas).
Por ello, el seguimiento clínico regular, el ajuste individualizado del tratamiento y la educación psicoemocional son fundamentales para aprovechar los beneficios del fármaco y minimizar los posibles riesgos.
Por tanto, si no cuentas con una evaluación profesional extensa y completa que confirme un diagnóstico de TDAH, no tomes metilfenidato.
Tu cerebro no lo necesita y, por tanto, no te generará efectos positivos reales, sino potenciales riesgos innecesarios.
Mónica Blasco, psicóloga y persona con TDAH.