Cuando la música se convierte en terapia

¿Alguna vez has sentido cómo una canción ha podido levantarte el ánimo, ayudar a
relajarte, hacerte llorar, bailar sin pensar o sentirte acompañado en un mal momento? Eso
no es casualidad, la música tiene un impacto directo en nuestro bienestar, teniendo la
capacidad única para conectar con nuestras emociones. La psicología lo sabe y es por eso
que existe la musicoterapia: una forma de cuidar de nuestra salud mental a través del
sonido.
¿Qué es exactamente la musicoterapia?
La musicoterapia es una disciplina terapéutica realizada por una persona profesional formada, que utiliza la música y sus elementos (ritmo, melodía, armonía, etc.) de forma intencionada para promover el bienestar físico, emocional, cognitivo y social. No se trata solo de escuchar música bonita. Se trabaja con objetivos concretos, adaptados a las necesidades de cada
persona o grupo.
Lo importante no es si sabes cantar o tocar un instrumento, sino cómo la música puede
ayudarte a que te sientas mejor.
¿Para qué sirve? Beneficios de la musicoterapia
La musicoterapia se utiliza en muchos contextos, desde hospitales y centros de salud
mental hasta escuelas o residencias. Cada persona puede experimentar beneficios
distintos, pero algunos de los más habituales son:
- Reducción del estrés y la ansiedad.
- Mejora del estado de ánimo y la autoestima.
- Mayor conexión con las emociones y la expresión de éstas.
- Estimulación de la memoria y la atención (especialmente útil en personas mayores o
con deterioro cognitivo).
- Ayuda a aliviar el dolor físico o emocional.
- Fortalece las habilidades sociales y la comunicación, especialmente en niños y niñas con
trastorno del desarrollo.
- Apoyo emocional en procesos difíciles (dolor, duelo, enfermedades)
¿Cómo se aplica?
La musicoterapia puede incluir muchas actividades dependiendo de la persona, su edad,
necesidades, contexto y el estilo del/de la terapeuta. Algunas formas comunes de trabajo son:
- Escuchar música de forma activa: el terapeuta selecciona música específica para
ayudar a la persona a relajarse, conectar con sus emociones o estimular ciertos
recuerdos.
- Creación musical: puede incluir cantar, improvisar con instrumentos o escribir
canciones. No es necesario tener conocimientos musicales, la finalidad es liberar
tensiones y expresarse.
- Diálogo musical: en algunas sesiones, se puede utilizar la música como medio de
comunicación no verbal, especialmente útil con personas con dificultades para
expresarse con palabras. También se puede hablar sobre lo que la música despierta
en ti (a veces es más fácil que ponerlo en palabras).
- Musicoterapia en grupo: participar en sesiones grupales para mejorar la
interacción social, crear vínculos y compartir emociones.
¿Puedo utilizarla si no se tocar instrumentos?
¡No pasa nada! No es necesario tener formación musical. En musicoterapia, lo importante
no es sonar bien, sino conectar contigo mismo a través de la música.
La persona profesional guiará el proceso adaptándolo a ti :)
¿A quién puede ayudar?
La musicoterapia puede ser de utilidad en todas las etapas de la vida:
- En niños y niñas, para fomentar la comunicación y el desarrollo emocional.
- En adolescentes, para canalizar emociones intensas o para trabajar la autoestima.
- En personas adultas, para reducir la ansiedad, conectar con su interior o acompañar
durante procesos terapéuticos.
- En personas mayores, para estimular la memoria y combatir el aislamiento.
- También resulta eficaz en personas con autismo, demencia, depresión, dolor crónico
o trastornos del estado de ánimo.
-También es útil en personas que simplemente buscan mejorar su bienestar general.
¿Entonces… la música "cura"?
La música por sí sola no es una solución mágica, pero acompañada por un terapeuta
profesional puede convertirse en una herramienta muy poderosa para mejorar tu calidad de
vida. A veces, una melodía puede abrir puertas que las palabras no logran tocar.
En resumen, la musicoterapia es mucho más que escuchar música. Es una herramienta poderosa, cercana y accesible que proporciona un espacio de conexión, expresión y cuidado
emocional, y lo mejor es que está al alcance de cualquiera. La música ya forma parte de
nuestra vida diaria… ¿por qué no usarla también para sanar?
¿Te animas a probar? :)
Raquel Martín