Cuando la música se convierte en terapia

07.06.2025


¿Alguna vez has sentido cómo una canción ha podido levantarte el ánimo, ayudar a

relajarte, hacerte llorar, bailar sin pensar o sentirte acompañado en un mal momento? Eso

no es casualidad, la música tiene un impacto directo en nuestro bienestar, teniendo la

capacidad única para conectar con nuestras emociones. La psicología lo sabe y es por eso

que existe la musicoterapia: una forma de cuidar de nuestra salud mental a través del

sonido.

¿Qué es exactamente la musicoterapia?

La musicoterapia es una disciplina terapéutica realizada por una persona profesional formada, que utiliza la música y sus elementos (ritmo, melodía, armonía, etc.) de forma intencionada para promover el bienestar físico, emocional, cognitivo y social. No se trata solo de escuchar música bonita. Se trabaja con objetivos concretos, adaptados a las necesidades de cada

persona o grupo.

Lo importante no es si sabes cantar o tocar un instrumento, sino cómo la música puede

ayudarte a que te sientas mejor.


¿Para qué sirve? Beneficios de la musicoterapia

La musicoterapia se utiliza en muchos contextos, desde hospitales y centros de salud

mental hasta escuelas o residencias. Cada persona puede experimentar beneficios

distintos, pero algunos de los más habituales son:


- Reducción del estrés y la ansiedad.

- Mejora del estado de ánimo y la autoestima.

- Mayor conexión con las emociones y la expresión de éstas.

- Estimulación de la memoria y la atención (especialmente útil en personas mayores o

con deterioro cognitivo).

- Ayuda a aliviar el dolor físico o emocional.

- Fortalece las habilidades sociales y la comunicación, especialmente en niños y niñas con

trastorno del desarrollo.

- Apoyo emocional en procesos difíciles (dolor, duelo, enfermedades)


¿Cómo se aplica?

La musicoterapia puede incluir muchas actividades dependiendo de la persona, su edad,

necesidades, contexto y el estilo del/de la terapeuta. Algunas formas comunes de trabajo son:


- Escuchar música de forma activa: el terapeuta selecciona música específica para

ayudar a la persona a relajarse, conectar con sus emociones o estimular ciertos

recuerdos.

- Creación musical: puede incluir cantar, improvisar con instrumentos o escribir

canciones. No es necesario tener conocimientos musicales, la finalidad es liberar

tensiones y expresarse.

- Diálogo musical: en algunas sesiones, se puede utilizar la música como medio de

comunicación no verbal, especialmente útil con personas con dificultades para

expresarse con palabras. También se puede hablar sobre lo que la música despierta

en ti (a veces es más fácil que ponerlo en palabras).

- Musicoterapia en grupo: participar en sesiones grupales para mejorar la

interacción social, crear vínculos y compartir emociones.


¿Puedo utilizarla si no se tocar instrumentos?

¡No pasa nada! No es necesario tener formación musical. En musicoterapia, lo importante

no es sonar bien, sino conectar contigo mismo a través de la música.

La persona profesional guiará el proceso adaptándolo a ti :)


¿A quién puede ayudar?

La musicoterapia puede ser de utilidad en todas las etapas de la vida:

- En niños y niñas, para fomentar la comunicación y el desarrollo emocional.

- En adolescentes, para canalizar emociones intensas o para trabajar la autoestima.

- En personas adultas, para reducir la ansiedad, conectar con su interior o acompañar

durante procesos terapéuticos.

- En personas mayores, para estimular la memoria y combatir el aislamiento.

- También resulta eficaz en personas con autismo, demencia, depresión, dolor crónico

o trastornos del estado de ánimo.

-También es útil en personas que simplemente buscan mejorar su bienestar general.


¿Entonces… la música "cura"?

La música por sí sola no es una solución mágica, pero acompañada por un terapeuta

profesional puede convertirse en una herramienta muy poderosa para mejorar tu calidad de

vida. A veces, una melodía puede abrir puertas que las palabras no logran tocar.

En resumen, la musicoterapia es mucho más que escuchar música. Es una herramienta poderosa, cercana y accesible que proporciona un espacio de conexión, expresión y cuidado

emocional, y lo mejor es que está al alcance de cualquiera. La música ya forma parte de

nuestra vida diaria… ¿por qué no usarla también para sanar?


¿Te animas a probar? :)


Raquel Martín