El problema de la Autoexigencia

16.05.2022

La autoexigencia y la autocrítica son importantes para crecer como persona, mejorar y superarse. Pero la autoexigencia es una cualidad que, llevada al extremo, hace que las personas sientan malestar y ansiedad al estar disconformes con sus vidas. Nos centramos en alcanzar la "perfección", nos ponemos demasiada presión siendo agresivos y enfadándonos con nosotros mismos y acabamos provocando un conflicto interno: nos desmotivamos, baja nuestra autoestima, nos frustramos con nosotros mismos y vivimos en un constante estado de estrés.

¿De dónde surge la Autoexigencia excesiva?

Suele surgir de la combinación de las presiones externas junto con el miedo hacia aquello que no controlamos. A lo largo de nuestra vida vamos aprendiendo normas de diferentes contextos y según cómo interioricemos esos mensajes, pueden, o no, convertirse en una presión autoimpuesta.

Las fuentes externas de dónde recibimos esos mensajes son:

  • La sociedad: el mero hecho de haber nacido en un determinado momento histórico va a marcar ciertas presiones. Por ejemplo, en el siglo XX-XXI hay más presión en cuanto a la imagen corporal.
  • Cultura: por ejemplo, hay culturas que favorecen que las personas se muestren más reservadas.
  • Familia: en cada familia existen diferentes expectativas (explicitas o implícitas) que harán que los miembros de ésta desarrollen unas u otras exigencias. Por ejemplo, premiar las buenas notas.
  • Relaciones sociales: las amistades también tienen un efecto sobre nosotros, sobretodo en la adolescencia y la juventud.
  • Educación escolar: la forma de educar de la escuela en la que nos hayamos formado también promoverá unas u otras exigencias.

Nuestras autoexigencias se traducen en los "debería...", "tengo que..." que se perciben como una norma rígida de la que no podemos salirnos, "no podemos fallar".

La autoexigencia afecta a las personas en cuanto a que actúa en valores dicotómicos y extremos de siempre/nunca, blanco/negro... Por ello, cuando se llega a extremos, esto se traduce en ansiedad, porque las normas son muy rígidas y acaban paralizando a la persona.

¿Cómo solucionarlo?

El primer paso es ser consciente de cuáles son nuestros propios "debería", de dónde vienen, y no martirizarnos por ello. A partir de ese momento, y desde la consciencia y la responsabilidad, podemos aprender a responder de manera diferente y más adaptativa, en vez de reaccionar de manera automática reproduciendo constantemente los mismos patrones ("debería") que nos hacen sufrir.

Con un trabajo personal de introspección, podemos bajar el nivel de autoexigencia. Pero para ello tenemos que saber diferenciar entre debo y quiero.

Para ello comencemos por replantearnos si las metas que nos proponemos dependen única y exclusivamente de nosotrosy luego, pensemos si de verdad queremos emprender el camino hacia ese fin o en realidad lo sentimos como una obligación impuesta por la sociedad, el entorno o por nuestras propias creencias.

Una vez hecha esta distinción elegiremos y decidiremos lo que vamos a hacer.

Por ejemplo: "Debo quedarme este fin de semana en casa porque tengo que limpiar, poner lavadoras y planchar. Sin embargo, quiero irme a la playa porque me gustaría desconectar de toda la semana de trabajo y tumbarme a descansar".

Cuando nos encontramos ante esta tesitura, la mente comienza a realizar un balance de pros y contras por cada una de las opciones "adelantar las tareas de casa" o "descansar en la playa". Y aquí es donde emerge la necesidad de control, de estructurar nuestra vida en función de lo deseable, de lo que se espera de nosotros o del ideal que hemos articulado en nuestra cabeza.

Entender que la vida está en constante cambio y que no podemos, aunque queramos, tenerlo todo bajo control nos ayudará a tomar decisiones en base a nuestras inquietudes, necesidades, placeres o deseos personales de salud y bienestar.

Por ello tenemos que aprender a "levantar el pie del acelerador", no es tarea fácil, pero resulta muy gratificante cuando se consigue. Esto nos llevará a elegir con libertad, equilibrando la balanza de los "debo" y "quiero" y a cambiar el enfoque de nuestra vida persiguiendo una felicidad basada en nuestra salud y bienestar.

Davinia Ribes