Factores psicológicos que influyen en la disfunción eréctil
La disfunción eréctil se define como la incapacidad de lograr o mantener una erección lo suficientemente firme como para tener una relación sexual satisfactoria. La DE es una de las disfunciones sexuales más comunes y genera un gran impacto emocional.
A la hora de evaluar este trastorno es importante diferenciar si se trata de una disfunción orgánica o funcional (psicógena). Sabremos que es de origen psicológico cuando en ocasiones si hay erección, por ejemplo cuando la persona es capaz de tener una erección con la masturbación y sin embargo no lo consigue en la penetración.
Aun así, hay hombres que no tienen erección y su disfunción es de origen psicológico, por ello es necesario descartar cualquier alteración física con un médico especialista.
Hay determinados problemas (hipertensión, problemas cardiovasculares...) que pueden influir en la erección, pero cuando no hay factores de este tipo, las causas más frecuentes son de naturaleza psicógena. La tensión, la angustia o la excesiva preocupación por la erección son los factores precipitantes más habituales de la disfunción eréctil.
¿Por qué la tensión, el estrés o la preocupación son factores precipitantes de la DE?
Para responder a esta pregunta primero es necesario comprender cómo se produce una erección.
El proceso de la erección es el resultado de una serie de eventos, en los que el sistema nervioso central tiene un rol conductor. Cuando el hombre no está excitado, el sistema nervioso simpático limita activamente el flujo de sangre hacia el pene, manteniéndolo así flácido. El sistema nervioso simpático es una de las dos ramas del sistema nervioso autónomo, llamado así porque controla los procesos automáticos internos, como es el caso de la presión arterial, o los latidos del corazón.
Mientras el sistema nervioso simpático tiende a inhibir la erección, el sistema parasimpático (la otra rama del sistema nervioso autónomo), tiene un rol activo en la misma. Diversos estímulos sensoriales (vista, olor o tacto) despiertan la excitación, y desde el cerebro parten señales que inducen la erección.
Estos mensajes del sistema parasimpático llegan al pene a través de los nervios, liberando allí neurotransmisores, que son mensajeros químicos que hacen que se relajen los músculos que envuelven las paredes de las arterias del pene, lo que produce un incremento del flujo de sangre dentro del órgano. Al expandirse las arterias, se comprimen las venas que normalmente drenan la sangre que sale del pene, con lo cual la sangre queda atrapada dentro de las cámaras del pene, siendo el resultado final una erección.
Cuando pasa la excitación, o cuando se ha alcanzado el clímax, la erección desaparece. Ello es debido a que el sistema nervioso simpático, de nuevo limita el flujo de sangre hacia el pene, el cual vuelve a su estado de flacidez.Algunas circunstancias en que se incrementa la actividad del sistema nervioso simpático, como el estrés, puede temporalmente contraer más el pene, haciéndolo más flácido. Por el contrario, al desactivarse el sistema nervioso simpático, se induce la erección.
Es por ello que situaciones de estrés, tensión, pensamientos negativos y preocupaciones hacen que se active el SN Simpático haciendo que se pierda la erección.
Normalmente cuando preguntamos a un paciente con DE cómo fue la primera vez que le pasó, en su narración solemos observar que un suceso concreto activó su SNS haciendo que perdiera su erección y esto fue interpretado como un hecho muy grave lo que hace que aumente la ansiedad y que no sea posible conseguir una erección. Este recuerdo perpetúa la creencia de incapacidad sexual y genera que en sucesivas ocasiones cuando vaya a iniciar el acto sexual lo haga evaluando su capacidad y activando la ansiedad ante el rendimiento.
Por otro lado, los mitos en torno a la virilidad empeoran esta situación. Una persona que tiene problemas de erección puede llegar a sentirse muy mal al pensar que es "menos hombre". Lamentablemente, son numerosas las ocasiones en que se reacciona de esta manera y lo peor es que se tipo de pensamientos sólo aumentan la inseguridad y la obsesión por conseguir erecciones. Se siente presionando y, bajo presión, la situación se agrava, ya que se necesita estar relajado para conseguir una erección.
Entre los factores psicológicos que afectan a la DE podemos destacar el temor al fracaso, la autoobservación, inseguridad, baja autoestima, el altruismo excesivo y la obligación de resultados.
Por si fuera poco, la forma de reaccionar de la pareja también puede influir de manera negativa, haciendo que la DE se mantenga, ya que cuando un hombre tiene dificultades con la erección, su pareja suele vivirlo con malestar, pues se interpreta como "no me desea" o "no le atraigo lo suficiente". Pero muchas veces sucede justo lo contrario: cuanto más se desea a la pareja, mayor es la angustia ante la expectativa de que algo funcione mal.
Cuando un hombre está experimentando estas dificultades, ayuda una actitud comprensiva de su pareja. Es importante tener en cuenta que si la presión y la angustia causan y agravan estos problemas, los reproches o enfados no ayudan a mejorar, sino que empeoran la situación. Sin embargo cuando la pareja se muestra comprensiva, las probabilidades de solución son mucho mayores.
Una recomendación para mejorar esta situación es que dejemos de ver el sexo como un examen que tenemos que superar y nos centremos en lo que estamos sintiendo. Recordad que el sexo es para disfrutarlo y si te centras en observar si estas teniendo una erección, si no estás logrando que tu pareja disfrute, si sientes que te vas a correr y crees que es muy pronto, si van a pensar que "soy un desastre en la cama", etc. Todos estos pensamientos negativos, no solo van a dificultar que se produzca una erección, si no que te van a impedir disfrutar y sentir placer.
En la actualidad muchos hombres sufren en silencio este trastorno, ya que les genera un gran impacto emocional y muchas veces les cuesta pedir ayuda. Pero cuando consiguen dar el paso y pedir ayuda los resultados del tratamiento son muy satisfactorios, así que si tu pareja y tú estáis viviendo dificultades de este tipo y pasado un tiempo no habéis logrado mejorar, lo más apropiado es buscar ayuda profesional antes de que el paso del tiempo deteriore más vuestras relaciones. La terapia sexual tiene herramientas muy útiles que han logrado ayudar a muchas parejas con dificultades similares.
Davinia Ribes.