Familias en tiempos de coronavirus COVID-19

23.03.2020

En España, llevamos diez días de confinamiento para que la curva de afectados por este virus se vaya ralentizando. Diez días en los que cada persona, con su diferente situación, debe hacer frente a múltiples retos nuevos a los que se debe adaptar.

Familias con hijos que necesitan repartir sus horas de teletrabajo con las peleas para que los menores hagan los deberes, familias que acaban de recibir las notas de sus hijos con muchas asignaturas suspensas, personas mayores que viven solas y aumentan su soledad al no poder salir, personas con diversas enfermedades que necesitan medicación y deben conseguirla en focos en los que el virus se esparce más, parejas en conflicto que lo aumentan en esta época de cuarentena, parejas que viven maltrato y no pueden esconderse fuera de casa...


Además, aquellas personas que viven el confinamiento sin ningún problema de esa índole, también pueden presentar síntomas de melancolía al dejar de hacer aquello que hacían rutinariamente: ir al gimnasio, practicar deporte en grupo, hablar de forma asidua con sus compañeros y compañeras de trabajo, salir a pasear, quedar para comer o cenar con amigos y familiares...

Esta situación ha puesto al país y a todos sus ciudadanos patas arriba, tanto a menores como a adultos. Es en estos momentos, cuando podemos utilizar la introspección y pararnos a pensar y a sentir esos aspectos positivos que nos caracterizan a la humanidad pero que, con las prisas, se nos han ido olvidando. Cuando dedicamos un momento de nuestra vida a pararnos y a valorar lo que está sucediendo, es cuando pueden aparecer sentimientos encontrados:

  • Miedo: Por contagiarnos o que se contagie la gente a la que queremos o por la dificultad económica que supone cerrar las empresas.
  • Calma: Por poder disfrutar de tiempo en casa, aspecto que en la sociedad occidental se vuelve cada vez más complicado.
  • Rabia: Al ver que hay personas que no respetan la cuarentena y hacen que esta situación se alargue más en el tiempo.
  • Amor: Las situaciones difíciles nos unen, nos cambian las prioridades y volvemos a valorar aquello que se nos había olvidado.
  • Tristeza: Por no poder compartir actividades con esas personas a pesar de poder verlas por videollamada o porque las personas que creías que no estaban por falta de tiempo, compruebas que no están independientemente de este factor.
  • Gratitud: Por las personas que te preguntan cómo estás y por aquellas que te avisan de que van a hacer la compra o van a la farmacia y te proponen hacerla ellas por ti.
Y solo, a través de las emociones, es cuando aparecen gestos tan bonitos como salir al balcón a aplaudir a los trabajadores que se dejan la piel todavía más fuerte que en el resto de meses del año, las videollamadas que aumentan para no perder el contacto con aquellos que queremos mantener en nuestras vidas, los memes que nunca faltan en nuestro país para sobrevivir con humor a los tiempos difíciles, las preguntas a las personas que conocemos para ver cómo se encuentran en esta situación y la gran cantidad de materiales y servicios que muchos trabajadores y trabajadoras han donado gratuitamente con el coste temporal y de esfuerzo que eso conlleva. Somos seres sociales, pero también emocionales.
Y solo, que se dejan la piel todavía más fuerte que en el resto de meses del año, para no perder el contacto con aquellos que queremos mantener en nuestras vidas, que nunca faltan en nuestro país para sobrevivir con humor a los tiempos difíciles, en esta situación con el coste temporal y de esfuerzo que eso conlleva. Somos seres sociales, pero también emocionales.

Nuestra sociedad es como el ying y el yang. Hay personas dando lo mejor de sí mismas y personas que aún no entienden qué es el confinamiento o que generan bulos para confundir a los demás. Yo apuesto por ser del primer equipo. ¿Y tú? ¿En qué bando te quieres posicionar?



Mónica Blasco.