Querida familia...

13.07.2023

Papá, mamá, soy yo, vuestra compañera de piso que se encierra en la habitación todo el día y no os molesta. Vuestra hija.

Os escribo esta carta para acercarme a vosotros, porque sé que estos años me he estado alejando, pero necesito que entendáis mis necesidades y por eso las escribo, para no empezar una conversación viciada que acabará en tonos altos y respuestas agresivas antes de un portazo y más silencio. El eterno silencio que yo tanto necesito y vosotros tanto detestáis.

Reconozco que a veces no os lo pongo muy fácil. Quiero un nivel de libertad que vosotros no entendéis. Quiero salir sin que me preguntéis, quiero estudiar sin que me "vigiléis" (aunque quizá no me vigiláis y solo queréis acompañarme para ayudarme y yo lo vivo como un ataque, que también puede ser). Quiero prendas de vestir y el último móvil del mercado sin tener en cuenta la cantidad de horas que trabajáis para poder pagármelo. Quiero que me traigáis y me llevéis a distintos sitios en los que he quedado sin entender que ese tiempo que os dedicáis a ser taxistas, no lo disfrutáis para vuestro autocuidado. Quiero que me ignoréis porque me siento asfixiada, pero si hicierais caso a esta petición de forma mantenida, me daría cuenta de que os echo de menos. Pero eso no ocurre porque no dejáis pasar ese tiempo que para mí es necesario y para vosotros inaguantable.

Aun así, os pido que, aunque no sea el nivel que a mí me gustaría, me dejarais ser algo más independiente. Ya no soy la niña pequeña que necesita que le ayudéis en todo y le aconsejéis para cualquier cosa. Durante estos años os habéis encargado de hacerlo muy bien y crear en mí un criterio propio con unos buenos valores. Puedo decidir por mí misma sabiendo que si me equivoco, ahí estaréis para levantarme (siempre y cuando lo hagáis sin un "te lo dije" o una mirada que equivalga a lo mismo). Con el paso de los años os sigo necesitando, eso no lo dudéis nunca. Pero os necesito de formas diferentes. Ahora mismo, os necesito de forma pasiva esperando a que yo os pregunte, os necesito cuando os pido un respiro de tantas preguntas y respetáis mi necesidad, os necesito desde la empatía y no desde el juicio y el control. Sé que os necesito para que me pongáis límites aunque no me apetezca esa situación, pero también sé que necesito unos límites acordes con mi comportamiento y no según vuestra necesidad de que no me pase nada malo.

Y si queréis que tenga más responsabilidades porque estoy creciendo, me gustaría que fuerais congruentes y me las pidierais también en términos de libertad. Responsabilidad al poder salir con mis amistades, para poder enamorarme y guardar mi privacidad y para usar mi móvil sin supervisión de con quién hablo y sobre qué.

La base de una relación social, a todos los niveles, es la confianza. Si cambiamos el control por vuestra parte y el reto por la mía a favor de la confianza, probablemente nos volvamos a unir. Es algo que queremos de forma unánime, trabajemos juntos para conseguirlo.

Mónica Blasco

(por muchas personas adolescentes y sus familias que pasan por Centro Sia)